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Muchas veces surge la pregunta: ¿cómo es la floración de la uva?, pues es difícil de verla. A diferencia de otras plantas y árboles frutales, la floración de la vid es sutil y poco espectacular, quedando muchas veces oculta por la abundancia de hojas de parra. Sin embargo, la floración de esta planta es parte vital de su ciclo fenológico y obviamente no tendríamos vino ni uva si esta no ocurriera.
Floración de la uva en la Ribera del Duero
Tras el proceso de desborre o brotación de la vid, que en esta zona acontece a finales de abril, y que es cuando las plantas leñosas comienzan a mostrar sus brotes, empieza el crecimiento de tallos y hojas, hasta llegar al inicio de la floración, alrededor de mediados de junio.
Las viñas, que ya lucirán un buen manto de hojas, empiezan a producir racimos de pequeñas flores en forma de cápsula, de un refrescante color verde.
Durante el tiempo que dura este proceso, se ve evolucionar las pequeñas flores que primero forman racimos. Los pétalos cónicos, que no son visibles y que están integrados en una estructura que se conoce como caliptra, que es lo que se ve, se abren en función del sol que reciben. Las flores pequeñas son hermafroditas.
Con el paso de los días, las flores abiertas perderán sus pétalos cónicos, dejando al descubierto las anteras y pistilos de la flor. De las anteras caerá el polen sobre el pistilo y se producirá la polinización, que generará el crecimiento y maduración de las bayas.
La floración de la vid es muy rápida y efímera, por lo que es muy posible que pocas personas tengan la oportunidad de verla.
¿Qué es el cuajado de la vid?
El cuajado es la maduración de las bayas hasta transformarse en fruto.
En la Ribera del Duero, tras la polinización que ocurre sobre mediados de junio, viene el cuajado, que dura entre 10 y 12 días. O sea, que a partir de principios de julio es cuando se ven las vides con sus racimos de bayas que comenzarán a madurar.
Corrimiento de la vid
Es una fase de la floración y el cuajado. Como el polen cae al azar, es posible que un porcentaje de flores no se polinice y, en consecuencia, que el fruto no madure. El corrimiento se produce cuando el porcentaje de fecundación de las bayas es bajo y, por lo tanto, se convierten en bayas que no cuajarán. Esto puede ocurrir por causas fisiológicas, ecológicas o de nutrición de la planta y repercutirá en la productividad de la vid.
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